Circulan en la ciudad unos singulares anuncios publicitarios ofreciendo el alquiler de motocicletas por tan solo $15.000 diarios. Parece el colmo, pero ya se ofrece ese servicio para quien quiera movilizarse durante el día en una moto de 100 c.c.

Según los expertos, todo esto es producto de la insatisfacción de los ciudadanos por la deficiente prestación del servicio público de transporte, que los está impulsando a montarse en los operadores ilegales. No es una señal de alarma, es una realidad: la piratería está acabando con la formalidad y entonces el crecimiento exponencial del mototaxismo y de los vehículos informales desborda el control de las autoridades.

En esta nueva modalidad del alquiler de motos la persona paga por usar el aparato, sin importar el riesgo y el caos. Sirve la moto para “hacer las vueltas”, y el usuario puede transportarse entre varios terminales satélites aunque ilegales ubicados estratégicamente en la ciudad. Esto es, sin duda, la formalización del mototaxismo en Bucaramanga. ¡Ni más ni menos!

Este desorden tiene en jaque al sistema de transporte y empeora la movilidad, pero además está generando anarquía y mal comportamiento sin respuesta categórica de la autoridad. Ya los operadores formales están alarmados por la desobediencia, pues advierten que nadie cumple las reglas y que la piratería gana la partida.

Es urgente la reacción administrativa antes estos nuevos usos ilegales, pero sobre todo es urgente materializar la eficiencia del sistema público de transporte. Empecemos por algo que le ofrezca una satisfacción al ciudadano, como por lo menos disminuir los tiempos de los recorridos en “Metrolínea”. Por ahí se avanza hacia eso que llaman “transporte sostenible”.

APARTE: aplausos para la feria Ulibro de la Unab. Excelentes expositores e invitados, todo en beneficio de la cultura de la ciudad. Una iniciativa privada digna del reconocimiento nacional.