Autor: Miguel Angel Pedraza
Nada contra las motos. Es un medio de transporte legal utilizado por muchos ciudadanos. Tampoco nada contra los motociclistas, a pesar de la imprudencia y la irresponsabilidad de algunos. Pero lo cierto es que Bucaramanga y su Área Metropolitana se están motorizando.
Una década atrás anunciaron ruidosamente que se iba a implementar un sistema de transporte público que mejoraría “sosteniblemente” la movilidad de la ciudad. Pero cuatro años después, se ha demostrado que el sistema es disfuncional y que en vez de incentivar su uso permanente, produce rechazo en la comunidad. Se aumentaron los tiempos de recorrido, no cumple con las frecuencias, no es seguro y no cubre el 100% de la ciudad.
Toda esa molestia que hace parte de la rutina diaria de estudiantes, empleados, trabajadores y demás, ha ocasionado que los ciudadanos busquen medios alternativos de transporte, como las motos, con las cuales evitan todos esos problemas. De por sí Bucaramanga, según las cifras, es la ciudad con más motocicletas en Colombia: 260 mil andan por sus calles y suman el 54,4% del total del parque automotor.
Las falencias del sistema le abrieron paso al imperio de las motos, fáciles de adquirir, economizan y solucionan rápido el asunto personal de movilidad. Las usan como medio de transporte o como herramienta de trabajo, sin importar los índices de accidentalidad. Se prefiere la moto antes que el incómodo e inseguro Metrolínea.
La administración, mientras tanto, ha gastado más de $600 mil millones en la infraestructura del sistema, pero persiste el caos y crece la piratería. Y no existen soluciones a la vista, porque la congestión es cada día peor y verdaderamente insostenible. E incluso varias veces algunas autoridades, con realismo, han anunciado el colapso. ¡Qué impotencia!
APARTE: todos los reconocimientos para “Jotas” Mantilla, nuestro narrador estrella en el mundial de fútbol. ¡Brillante!
Tomado de Vanguardia.com
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