Autor: Miguel Angel Pedraza
No es nuevo afirmar y reconocer que la situación de inseguridad que se vive en las estaciones y los buses de Metrolínea es alarmante. La delincuencia azota a los usuarios, la presencia de pandillas es recurrente y no faltan los aberrantes casos de acoso sexual. Ese estado de zozobra merece correctivos urgentes.
Consta en documentos que la gerente Laura Cristina Gómez, desde que asumió su cargo, ha mostrado preocupación por el tema dirigiéndose a las autoridades para procurar el acompañamiento de la Policía en paraderos, estaciones y puentes peatonales de acceso. Pero el tema parece que se estanca en lo económico, no obstante el millonario aporte de Metrolínea al Fondo de Seguridad Ciudadana. Contribuciones por más de $12.000 millones.
También el tema por momentos se queda en argumentaciones jurídicas, de pronto todas válidas, aunque desconociendo que la seguridad en el transporte público es un asunto que no da espera. ¿O acaso cuántos robos y cuántos muertos se necesitan para actuar?
No podemos quedarnos despotricando del sistema o insultando a las autoridades como si el problema delincuencial fuera generado por la entidad. El delincuente está ahí, y las pandillas también, con o sin Metrolínea. Pero los que sí no pueden quedar desprotegidos son los usuarios, ni pueden dejarse las estaciones a merced de los desadaptados.
Urgente y necesaria es otra reacción del Alcalde, como es urgente la efectiva y permanente presencia policial y obvio, también la intervención de la Gerente, del Área Metropolitana y la de los operadores privados para privilegiar lo que debe privilegiarse, que no es otra cosa sino la seguridad de la gente.
APARTE: muy buenas todas las campañas de prevención vial, pero ¿a quién se le ocurrió organizar un sábado en la tarde una válida de motos en pleno viaducto “La Flora”, generando el peor trancón en la ciudad? ¡Absurdo, sencillamente absurdo!
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