Autor: Diana Giraldo
Perdónenme los lectores por volver una y otra vez sobre lo mismo, pero es que es imposible quedarse callado. ¡Es que a Bucaramanga la están saqueando! O al menos es la impresión que queda cuando se analiza la forma como se está administrando.
Son demasiadas las explicaciones que el alcalde Bohórquez nos debe. Las denuncias hechas por el Comité Transparencia por Santander según las cuales más del 50% de los contratos de la Alcaldía se adjudican en procesos donde hay único oferente no es cuento y ninguna de las autoridades de control ha querido hacer algo. Un ejemplo simple: en el Contrato 233 del 2013 por 10 mil millones de pesos para la “reubicación del colector de la Quebradaseca”, exigieron como requisito que el proponente hubiera ejecutado un contrato con excavaciones por 14.600 m3, tubería de concreto reforzado diámetro igual o superior a 1.5 m, 300 ml y concreto de resistencia mínima de 4.000 psi, 190 m3. Así, exacto. Para quienes saben del tema es obvio que son requisitos demasiado específicos que no tienen justificación. Por supuesto, solo un proponente pudo cumplir estas exigencias. ¿Y adivinen quién fue? El consorcio Unidos 2013, conformado por López Morales y Cía, Proconam, Geodim y Sayán, empresas vinculadas a Fredy Anaya. Y bien saben los bumangueses que Anaya fue uno de los principales auspiciadores de la campaña de ‘Lucho’.
Pero salgamos de los pliegos y hablemos de otra cosa. ¿Por qué se afirma que en la alcaldía hay dos personajes, el tal Cristian, sobrino del alcalde, y la niña Mantilla, que siempre lo acompaña, que manejan toda la alcaldía a su antojo. ¿Es esto mentira?
Bohórquez debe explicar también por qué hay un grupo de profesionales que a pesar de ser recién egresadas, “asesoran” al Alcalde en temas de trascendencia para la administración. ¿No deberían estar ahí los más versados profesionales?
Si todo es tan evidente, ¿por qué nos damos cuenta todos menos los entes de control?
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