La intensa sequía que ensombrece al país motivó un llamado nacional: ahorrar agua. ¿Si un bogotano preserva el recurso hídrico en su casa, alivia el déficit que hoy viven departamentos como La Guajira y Magdalena? No, responden los expertos. Aseguran que ahorrar el líquido convendrá al país en unos cuatro meses, cuando se desarrolle el fenómeno de El Niño y este coincida con la primera temporada seca del año.
"En este diciembre y en enero, febrero y marzo del 2015 tendremos días soleados y sin una gota de agua. Vamos a tener incendios forestales y se disminuirán los niveles de los ríos. Si nos preparamos para situaciones venideras, el impacto será menor", advierte María Teresa Martínez, subdirectora de Meteorología del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam). La funcionaria indica que cuidar el agua debe ser una actitud permanente, "esté o no El Niño".
Ante la sequía es "indispensable" ahorrar agua, opina, por su parte, Leonardo Sáenz, director de Eco-hidrología de Conservación Internacional. En su criterio, cuidar el recurso natural es "garantizar que no existan amenazas de racionamiento energético". "Si este periodo seco está causando estragos en el país, ¿qué pasará cuando llegue El Niño?", pregunta.
El fenómeno de El Niño tiene cuatro fases: la inicial, el desarrollo, la madurez y el debilitamiento. El país enfrenta la primera etapa. Este evento climático no evitará que llueva en octubre y noviembre, pero, vaticina Martínez, las precipitaciones "estarán por debajo de lo normal".
Bogotá no se escapa del golpe climático, ya que a menos precipitaciones en la capital, menor es su oferta hídrica, según la funcionaria, quien aclara que el déficit del líquido no siempre se da por la reducción de las lluvias. Por ejemplo, en Santa Marta, la situación empeoró –en su opinión- cuando la demanda superó la oferta. "Santa Marta ha crecido muchísimo. Es una ciudad que no estaba preparada para recibir tanto turista".
Decisiones verdes
Aunque construir pozos en las zonas afectadas por la sequía es una medida de emergencia que debe tomarse, Sáenz considera que el país debe planear un "mejor manejo integrado de las cuencas para lograr un adecuado tratamiento de las aguas superficiales y subterráneas".
El experto compara el agua subterránea con un banco que presta dinero en los periodos de necesidad. "Se debe garantizar que esta agua se recargue en el futuro a través de un manejo eficiente de la cuenca y un buen control de la extracción", reitera.
También se disminuirían los impactos de la sequía, sugiere Sáenz, si se implementa infraestructura hidráulica en los lugares más vulnerables a los cambios climáticos, se restauran los bosques de niebla y se protegen los páramos de Sumapaz y Chingaza, que son "verdaderas fábricas de agua".
"Las reservas de agua son los páramos y los bosques de niebla. La idea es que en el futuro tengamos más control sobre cuánto tenemos disponible para cuando lleguen El Niño o La Niña", insiste.
Agua = energía
"Los embalses de Colombia, Estados Unidos y Brasil son como baterías que pueden descargarse en medio de la noche y dejarnos sin luz (…) Debemos ahorrar agua de tal manera que, si se presenta el intenso fenómeno de El Niño, el agua de los embalses nos alcance hasta que retornen las lluvias", explica Sáenz.
El experto advierte que si la sequía se prolonga, los embalses se reducirán y podrían llegar a un nivel crítico.
Al respecto, Martínez sostiene que el sector energético del país "ha estado bien preparado" y por esa razón no se han presentado dificultades en este sentido.
El porqué de esta sequía
Para explicar las condiciones climatológicas actuales, los científicos hablan sobre la variabilidad climática, la cual se presenta en periodos que oscilan entre tres y siete años.
En Colombia hay periodos secos, que trae el fenómeno de El Niño, y tiempos con mayor intensidad de lluvias, que corresponden a La Niña. Dichos eventos -generados con la energía que producen los océanos y la atmósfera-, según los analistas, se intensifican con los efectos del cambio climático.
Colombia es difícil de predecir si de clima se trata, opina el científico Sáenz. "En Colombia -que es un país montañoso pero tiene playas y valles interandinos-, la mayor parte de la humedad viene del Pacífico, la Amazonía o la Orinoquía. Parte de esa humedad de la Orinoquía se queda en los Andes Orientales y otra parte pasa a la cuenca del Magdalena. Por esa razón, el país tiene una climatología compleja".
El Ideam mide el clima del país mediante 2.600 estaciones meteorológicas, las cuales supervisan factores como la temperatura, la lluvia, la humedad, el viento y la presión atmosférica. "Muchas informaciones llegan en tiempo real, a través de satélites, y nosotros convertimos esos datos en mapas", apunta Martínez.
El ser humano no puede impedir que ocurran El Niño o La Niña, pero sí "contribuye a su intensificación al no proteger los recursos naturales", concluye Sáenz.
Tomado de: vanguardia.com
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